A medida que la inteligencia artificial (IA) se integra cada vez más en la sociedad, es esencial pausar ocasionalmente para reflexionar sobre los fundamentos que la sustentan y las dimensiones a las que se extiende. En el corazón del aprendizaje de la IA están los conjuntos de datos, cuya estructura y contenido moldean cómo estos sistemas interpretan y responden al mundo que los rodea. Esta dependencia crea una profunda interdependencia, una que no solo informa las capacidades de la IA sino que también define posibles puntos ciegos. A la luz de esto, debemos hacer una pregunta crucial: ¿Qué formas de comprensión podría excluir este proceso, particularmente aquellas que no se capturan fácilmente en forma digital?
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Los entornos húmedos presentan algunos de los desafíos más complejos en el diseño arquitectónico. Desde la temporada de monzones tropicales del sudeste asiático hasta el calor ecuatorial de África Central, estos entornos exigen soluciones que consideren la intensa humedad, las altas temperaturas y la constante lucha contra el moho, la descomposición y el estancamiento. Sin embargo, durante siglos, las comunidades en estas regiones han desarrollado técnicas arquitectónicas que no luchan contra la humedad, sino que trabajan con ella, aprovechando materiales locales, diseño sensible al clima y técnicas de enfriamiento pasivo para crear espacios sostenibles y habitables. Al considerar la atmósfera como un fenómeno sensorial y climático, los arquitectos y arquitectas crearán espacios que no solo son evocadores, sino también responsivos, adaptativos y sostenibles.
El policarbonato, comúnmente utilizado en techumbres y revestimientos industriales, ha trascendido su aplicación inicial para convertirse en un material muy presente en una variedad de tipologías arquitectónicas. Su combinación de resistencia, liviandad, fácil instalación y capacidad para permitir el paso de luz natural lo han posicionado como una opción atractiva en proyectos de arquitectura residencial, educativa e incluso cultural. En viviendas, el policarbonato no solo contribuye a crear ambientes luminosos y confortables, sino que también permite jugar con la translucidez para generar espacios privados sin sacrificar la conexión visual con el exterior.
Durante décadas, la industria de la construcción siguió un ritmo familiar: el diseño venía primero, seguido de los materiales. La necesidad urgente de edificios sostenibles ha hecho añicos esta rutina. De hecho, la selección de materiales ya no es un pensamiento secundario, sino una decisión crítica tomada desde el principio, con el potencial de reducir drásticamente la huella ambiental de un proyecto. Este cambio es aún más crucial dado el apetito de la industria de la construcción por las materias primas: ¡una asombrosa cantidad de 3 mil millones de toneladas extraídas anualmente! Para navegar en este nuevo paisaje, las bibliotecas digitales de materiales y la evaluación basada en datos están emergiendo como herramientas poderosas, creando una cultura donde la materialidad ocupa un lugar central para moldear un entorno construido más sostenible.
Cuando lo invitaron a diseñar el 21º Serpentine Pavilion en el parque público Kensington Gardens de Londres, el artista Theaster Gates, radicado en Chicago, imaginó un espacio tranquilo para ofrecer un respiro y una exploración sutil del poder del sonido y la música en la arquitectura. Creado con madera liviana teñida, el pabellón “Black Chapel” demuestra algo más que sensibilidad artística y arquitectónica. Además del uso de materiales sostenibles, el proyecto también presta mucha atención a cómo se obtienen los materiales de construcción, dando visibilidad al problema de la esclavitud moderna en la cadena de suministro de materiales constructivos.
Desde la Revolución Industrial y la introducción de la producción en masa, la propiedad y el uso de productos y servicios simples como inodoros con agua corriente, electricidad, calefacción y refrigeración se consideran derechos humanos en muchas áreas del mundo. Dado que la mayoría de las casas y proyectos residenciales se diseñan y construyen individualmente por encargo (por lo tanto, sin las ventajas de velocidad y costos de la producción en masa), un sector de construcción de viviendas con bajo rendimiento significa que a muchas personas (incluso en los países más ricos del mundo) se les está negando uno de los derechos humanos básicos, tener un lugar al que llamar hogar.
UNHCR (UN Refugee Agency) afirma que en 2023 hubo más de 100 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo, una cifra que se ha triplicado en los últimos 10 años. Para los países anfitriones, encontrar soluciones de vivienda seguras y sostenibles para quienes las necesitan, tanto a corto como a largo plazo, es un desafío constante y que empeora dramáticamente.
La arquitectura siempre ha jugado un papel clave al momento de dar refugio y protección a los seres humanos. En tiempos prehistóricos buscábamos protección en cuevas, aprovechando las estructuras rocosas para resguardarnos del clima y los depredadores. Con el tiempo, los refugios comenzaron a fabricarse con materiales que se encontraban en la naturaleza, como ramas, hojas y pieles de animales, evolucionando hacia viviendas más permanentes y complejas, con paredes de piedra, ladrillos o madera, techos para protegerse de la lluvia y el sol, y puertas para controlar el acceso. A medida que desarrollamos habilidades de construcción más avanzadas, la arquitectura ha evolucionado significativamente, levantando templos, palacios y fortificaciones que no solo proporcionaban refugio, sino que también simbolizaban poder, estatus e identidad cultural. Aun así, nuestros edificios pueden seguir siendo vistos como corazas que nos protegen del mundo exterior.
Desde las enormes piedras de los templos griegos hasta los rascacielos acristalados, trabajamos con una variedad de posibilidades y espesores para separar lo que consideramos interior y exterior. En este artículo exploramos la diversidad de espesores en la arquitectura, desde materiales simples hasta técnicas de construcción complejas, destacando cómo esta variación no solo entrega protección sino que también influye en nuestra percepción e interacción con el entorno construido.
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Aunque la construcción se basa principalmente en principios técnicos, que a simple vista parecen seguir únicamente el diseño y las especificaciones preestablecidas, existe una dimensión más profunda que se relaciona con la naturaleza y la esencia de los materiales utilizados. Estos materiales no sólo desempeñan una función utilitaria, sino que también se convierten en algo que trasciende su mero propósito, evocando la noción planteada por Pablo Neruda: "Hay un rigor en los materiales que limita el exceso de capricho y la lucha por infundirles humanidad".
Dentro de la gama de materiales que existen, probablemente no se encuentre ninguno que sea tan universal como el ladrillo. Su versatilidad y honestidad estética lo han convertido en un recurso ampliamente utilizado en la construcción de diversos espacios en todo el mundo. En el ámbito de la arquitectura chilena se han destacado las amplias posibilidades que este material ofrece, habiendo sido utilizado de manera excepcional por numerosos arquitectos. Además, ha adquirido nueva relevancia en las conversaciones arquitectónicas, como se ejemplifica en el libro "Arcilla. Materia y Obra en Arquitectura". Esto se refleja a lo largo de la historia de Cerámica Santiago y en la colaboración en conjunto con la Facultad de Arquitectura y Arte de la UDD en la impulsión del Premio de Arquitectura en Ladrillo.
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La madera, uno de los materiales de construcción más antiguos, ha sido continuamente reinventada a lo largo de la historia. A medida que la arquitectura contemporánea se preocupa cada vez más por la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental, la popularidad del material también ha aumentado. A medida que los árboles absorben dióxido de carbono durante su crecimiento, su madera almacena ese carbono, manteniéndolo fuera de la atmósfera. Los materiales derivados de la madera están asociados así con menores emisiones de gases de efecto invernadero bajo la condición de que los árboles sean extraídos de bosques gestionados de manera sostenible. Pero para aprovechar al máximo este material, una gran cantidad de técnicas y modificaciones han evolucionado con el propósito de adaptar y personalizar las características de la madera a las demandas del diseño y la construcción moderna. Desde la modificación térmica hasta la madera laminada o los versátiles tableros de partículas, estos métodos no solo mejoran la idoneidad de la madera para los rigores de la arquitectura contemporánea, sino que también expanden la utilidad de este material sostenible a una escala sin precedentes.
Zofia Chom towska, Esfuerzo de limpieza de escombros en el lugar del Palacio Blank en la Plaza del Teatro, 1945. Imagen cortesía del Museo de Varsovia
La exposición "Varsovia 1945-1949: Resurgiendo de los escombros" tuvo lugar este año en el Museo de Varsovia, explorando el proceso de reconstrucción y restauración posterior a la guerra. Después de la Segunda Guerra Mundial, toda la estructura urbana, la arquitectura y el estado social y económico de Varsovia tuvieron que ser reconstruidos desde cero. Curada por Adam Przywara, la exposición "ofreció una nueva perspectiva sobre el mito de la reconstrucción de la posguerra de la capital polaca y una de las páginas más interesantes de su historia".
La materialidad es un factor determinante a la hora de dar forma al carácter y la experiencia de un edificio. Jugando con las cualidades estéticas y táctiles de los materiales, el proceso de diseño abarca su análisis, selección y disposición para crear espacios ricos en estímulos sensoriales. Además de texturas y patrones, explorar la materialidad también implica el estudio de las posibilidades del color. El papel versátil del color en los materiales arquitectónicos se extiende más allá de la mera estética, ya que puede ampliar las oportunidades de diseño e influir en las respuestas emocionales, la funcionalidad, la relevancia cultural y el desempeño ambiental.
Si bien cada material tiene su color inherente y distintivo, la adición de pigmentos artificiales o naturales puede modificarlos a favor de la identidad del proyecto. Profundizando en el debate sobre mantener la estética cruda o cambiar los tonos naturales de un material, mostramos varios proyectos para estudiar las diferencias entre el uso de pigmentación natural versus artificial del vidrio, hormigón, ladrillo, piedra y madera.
En Lagos, una ciudad con un complejo tejido urbano que incluye edificios históricos y vastas interpretaciones de arquitectura contemporánea, se encuentra PatrickWaheed Design Consulting (PWDC). Esta práctica de diseño, liderada por Adeyemo Shokunbi, tiene como objetivo contribuir a un lenguaje arquitectónico nigeriano a través del renacimiento de materiales locales. A través de exploraciones basadas en laterita local, han desarrollado el material como una técnica de acabado moderna, han investigado su potencial como tinte natural, descubierto nuevas formas de emplear sus propiedades térmicas y ahora construyen la perspectiva de investigación de otros materiales locales. Tuve la oportunidad de hablar con el arquitecto Shokunbi, quien discutió las inspiraciones iniciales e investigaciones durante la construcción de dos proyectos de construcción (Mad House y Mezquita de Abijo) en Lagos. Estos proyectos dieron vida a la técnica de acabado de laterita y ahora ayudan a construir el caso de un lenguaje arquitectónico nigeriano.
Una mezquita de barro en Malí, África occidental. Imagen cortesía de Emilio Labrador
La arquitectura de la tierra se basa en una historia de largo alcance. Su historia continúa siendo contada a través de estructuras antiguas que han resistido la prueba del tiempo. En todo el mundo, las técnicas indígenas de construcción con tierra han sido pioneras en muchas civilizaciones antiguas. Las comunidades originalmente construyeron refugios de tierra, el material más accesible para ellas y han transmitido sus técnicas de construcción de generación en generación. La arquitectura en tierra evolucionó con una comprensión cuidadosa del material y la ubicación. Con prácticas perfeccionadas hace décadas, es fascinante ver que la arquitectura en tierra sigue siendo resistente a las adversidades.
Bioladrillos cultivados en micelio / Evocative Design & The Living. Imagen cortesía de The Living
La industria de la construcción es uno de los mayores generadores de emisiones de carbono, con algunas estimaciones que sugieren que el 38% de todas las emisiones de CO2 están relacionadas con este campo. Como respuesta a la crisis actual, arquitectos, diseñadores e investigadores están tomando medidas para reducir su huella de carbono durante y después de la construcción. Muchas iniciativas y equipos de investigación están buscando materiales de construcción para encontrar soluciones bajas en carbono y reducir el impacto de los materiales de construcción durante la producción.
Uno de los campos de investigación más destacados se refiere a la biofactura, el tipo de proceso que implica el uso de organismos biológicos para fabricar materiales. Al comprender las habilidades de organismos como las algas o los hongos, las alternativas a los materiales ampliamente utilizados pueden volverse neutrales en carbono o incluso negativas en carbono. Otras iniciativas están investigando formas novedosas de utilizar recursos sin explotar, pero fácilmente disponibles, como la arena del desierto, el suelo o los desechos de las demoliciones.
Cuando pensamos en el mármol, a menudo asociamos el material con las antiguas esculturas griegas, la arquitectura clásica o el Renacimiento italiano. Hitos monumentales como la Basílica de San Pedro o el Taj Mahal han posicionado al mármol como un material de élite y atemporal que resiste el paso del tiempo. En las conversaciones de hoy sobre el futuro de los materiales de construcción, en medio de la sostenibilidad, la viabilidad y la asequibilidad, la piedra natural sigue siendo de alto calibre. En este enfoque interior, echamos un vistazo al mármol entre el pasado, el presente y el futuro.
Tallinn Architecture Biennale (TAB 2022) anunció el programa de su sexta edición que promueve la circularidad en la arquitectura. Bajo el lema "Comestible; o la arquitectura del metabolismo", la edición de este año explora "estrategias arquitectónicas para la producción local y la autosuficiencia" y destaca formas de reutilizar los desechos resultantes de los entornos urbanos. Curada por Lydia Kallipoliti y Areti Markopoulou, en colaboración con el asesor local Ivan Sergejev y la curadora asistente Sonia Sobrino Ralston, TAB 2022 reflexiona sobre las posibilidades que los procesos metabólicos naturales pueden brindar a las ciudades y los edificios cuando se transfieren al dominio de la arquitectura.
El concepto de Design for Disassembly (DfD), o "diseño para el desmontaje", es una práctica que ha ido ganando impulso en los últimos años entre los arquitectos de todo el mundo. Este enfoque revela una creciente preocupación por el consumo excesivo de recursos naturales, los desechos y las bajas tasas de reciclaje en la industria de la construcción. El siguiente artículo pretende analizar en detalle esta nueva tendencia en la arquitectura, presentando algunas pautas de diseño que contemplan la posibilidad de desmontar y reciclar edificios en el futuro, ofreciendo una mejor comprensión de este concepto y su impacto en la práctica profesional de la arquitectura y la economía circular.