La luz del sol ha sido una parte integral de la vida desde que el sol y la tierra comenzaron su danza. El bienestar que proporciona la luz natural es un tema recurrente en la cultura humana, presente en la música popular, la moda, la fotografía e incluso en nuestros ambientes más lujosos.
Pero el deseo de nuestros cuerpos por la luz del sol es más que un simple sentimiento. La investigación científica ha demostrado que ayuda a nuestro cuerpo a producir más melatonina, que ayuda a dormir y reduce el estrés, que la vitamina D mejora la inmunidad y fortalece los huesos y que la serotonina combate la depresión. Además de ayudarnos a llevar vidas más saludables y felices, la investigación sugiere que el sol también nos ayuda a vivir más tiempo.
Para la mayoría de las personas, la vida moderna requiere pasar la mayor parte del día en espacios interiores; de hecho, según un informe de la Agencia de Protección Ambiental, la persona promedio pasa alrededor del 90% de su vida en interiores. Como resultado, esto implica perderse los beneficios para la salud asociados con la exposición a la luz solar, como la absorción de vitamina D, la regulación de los ritmos circadianos, niveles más altos de energía e incluso un mejor estado de ánimo. Así, una opción es aumentar la cantidad de tiempo que pasamos al aire libre. Pero dado que la mayoría de las funciones diarias se llevan a cabo dentro de los edificios, es crucial incorporar y priorizar la iluminación natural en los interiores.
Durante la primera mitad del Siglo II d.C., se levantó en Roma uno de los edificios más emblemáticos de la historia de la arquitectura: el Panteón de Agripa. Su característica principal es una cúpula de concreto artesonado que remata en una abertura central perfectamente redonda. Este óculo dio el puntapié a una serie de proyectos posteriores que notaron el valor de las aberturas circulares, las que fueron replicadas como tragaluces vidriados y como elementos de composición en fachadas, evolucionando, por ejemplo, hacia los detallados y coloridos rosetones de las antiguas basílicas góticas. En todas sus configuraciones, el óculo (del latín Oculus, que significa ojo) se presenta con un simbolismo que va más allá de la ventana tradicional: su proyección luminosa marca con gracia el paso del tiempo, convirtiéndose en un hito que permite destacar solemnemente un espacio o elemento arquitectónico.
Nada más racional que aprovechar la iluminación solar natural como garantía para mejorar la calidad espacial de los edificios, además de ahorrar energía. La conciencia de la finitud de los recursos naturales y las demandas por reducción del consumo energético han disminuido cada vez más el protagonismo de los sistemas artificiales de iluminación, obligando a los arquitectos a buscar soluciones de diseño más eficientes. Con este objetivo en mente, diferentes operaciones han sido adoptadas para captar la luz natural.
Estos sistemas también pueden garantizar excelentes propiedades espaciales si se proyectan correctamente. Revisa a continuación 5 sistemas indispensables para la iluminación zenital.
¿Una cinta que se despliega a través del la cubierta? ¿O una serie de aberturas puntuales que crean un mosaico de luz sobre las superficies? La luz cenital permite captar la luz en distintas calidades y cantidades, e iluminar los interiores de formas muy diversas y especiales. Revisa 17 ejemplos de espacios contemporáneos iluminados por claraboyas.
Arquitectos: Patkau Architects Ubicación: Vancouver, Canadá Equipo de Proyecto: Michael Cunningham, John Patkau, Patricia Patkau, Peter Suter Ingeniería Estructural: Fast +Epp Structural Engineers Contratista General: Glover Co. Fotografías: Paul Warchol, Undine Prohl
Arquitecto: Marco Casagrande Jefe de Proyecto: Nikita Wu Equipo de Diseño: Frank Chen, Yu-Chen Chiu, Shreya Nagrath, Arijit Sen Cliente: JUT land development group Superficie: 270 m2 / largo 34 m / ancho 12 m / alto 8 m Fotografías: adDa